El enfrentamiento de la jefa del Pro con el
Jefe de Gabinete de Rodríguez Larreta evidenció la crisis que afecta a la
coalición. Las imágenes del enfrentamiento Bullrich - De Miguel.
Por Luis Tarullo
Juntos
por el Cambio (JxC) atraviesa su crisis interna más profunda
desde su aparición en la escena política como Cambiemos, en
2015, con enfrentamientos entre sus partidos miembros y entre los integrantes
de esas organizaciones, especialmente el PRO, claramente en pugna por las
candidaturas para 2023.
Varias de las prácticas de las que JxC dice abominar estuvieron siendo puestas
en práctica por referentes de JxC en los últimos tiempos, y sin dudas en el
cenit se ubicó el "te voy a romper la cara"
espetado por Patricia Bullrich, nada menos que la jefa del PRO, a Felipe
Miguel, el jefe de Gabinete de Horacio Rodríguez Larreta.
Indudablemente la jugada fue pensada, incluido el objetivo. Miguel proviene del
G25, un grupo empresarial que es una cantera de la cual se aprovisionó el
macrismo para su funcionariado, del cual también surgieron el exministro de
Transporte Guillermo Dietrich o el Secretario de Innovación y Transformación
Digital porteño, Diego Fernández.
Otra prueba de que la maniobra de la exministra de Seguridad fue estudiada
-incluida también la difusión del video con la increpación al funcionario en el
marco de la presentación del libro de Mauricio Macri- consiste en que la
amenaza está referida a unas declaraciones de Miguel de dos meses atrás.
Y golpear a Miguel fue herir el Talón de Aquiles del jefe de Gobierno de la
ciudad de Buenos Aires, quien en principio prefirió, mordiéndose los labios,
tratar de continuar por el sendero zen.
Pero
hubo nuevas provocaciones de la exministra de Seguridad para que reaccione,
como cuando le reclamó que no le mande a los "soldaditos" a
interpelarla.
Allí Rodríguez Larreta no pudo dejar de recoger el guante y rememoró aquello
que se conoció como el Teorema de Baglini (cuanto más lejos se está del poder
más crítico se puede ser) al repudiar "esta cosa de ponerse a gritar desde
la tribuna aquellos que no tienen responsabilidad, a ver quién grita más
fuerte, quién insulta al otro".
Bullrich siente, y lo ha dicho, que tiene el apoyo de la gente para ser
Presidenta de la Nación, y en esta cruzada a la que está lanzada no trepida en
avanzar incluso en el territorio que hasta no hace poco parecía exclusivo de
Macri, al tiempo que continúa inclinándose hacia la derecha para capturar las
adhesiones que en las últimas elecciones consiguió Javier Milei.
Rodríguez
Larreta, en tanto, sigue confiando en su gestión en la Capital Federal y se
arrima al radicalismo, que también afronta sus propios pesares.
En medio de este fuego cruzado quedó otra figura con aspiraciones, la
exgobernadora María Eugenia Vidal, quien tiene buena relación con los
referentes en pugna y trata de transitar un andarivel equidistante llamando a
la concordia, algo que por ahora parece distante.
La UCR
Aprovechando
la pelea del PRO, el presidente de la UCR y gobernador jujeño,
Gerardo Morales, se da tiempo para las chicanas y le ofreció nuevamente a
Bullrich y a Rodríguez Larreta ser sus "candidatos a vice",
integrando una fórmula mixta.
Pero no le va mejor que a sus hasta ahora socios políticos, porque hay tensión
con su colega correntino, Gustavo Valdés, quien también tiene aspiraciones
presidenciales (y tiempo) y su antecesor como jefe del radicalismo, el senador
mendocino Alfredo Cornejo, hoy vestido con color más amarillo que blanco y rojo.
La única pata de JxC que se mantiene incólume y sin cuitas internas es la
Coalición Cívica, donde el liderazgo de Elisa Carrió es indiscutible. Claro que
"Lilita" tampoco se quedó callada en esta encrucijada y fue más allá.
Avisó que "si no hay garantías de honestidad, una lista honesta",
volverá a la lid para presentarse como candidata. Carrió sigue sembrando
sospechas sobre la transparencia en la alianza que ayudó a crear, pero no
termina de explicar esas dudas.
En medio de todo este maremágnum, Macri pidió cordura, pero obviamente
hace su juego tratando de demostrar que sigue siendo el principal
titiritero, sacándose fotos con dirigentes que están
maniobrando en sus propias internas, como Valdés o el cordobés Rodrigo de
Loredo, lo que sin dudas irrita a sus rivales.
También desde las riberas del exprimer mandatario se dejó trascender que en las
próximas jornadas Macri podría encabezar una cumbre de dirigentes de JxC para
ordenar a las huestes, pero los díscolos, advertidos de la operación, ya
avisaron que posiblemente no concurran. Algunos opondrían excusas, como
compromisos partidarios o viajes. También es una novedad que debe ser anotada
este conato de rebelión. Pero Macri todavía tiene el poder de la
"dedocracia". Une y desune. Teje y desteje. Y sabe que mantiene la
expectación sobre su candidatura entre propios y ajenos.
De todas maneras, por ahora lo concreto es que todo parece estar prendido con
alfileres. JxC es por estos días una Torre de Babel y un compilado de refranes
como "divide y reinarás" o "haz lo que yo digo y no lo que yo
hago". Y, en consecuencia, al estar de sus actitudes, sus principales
referentes no le están haciendo honor al nombre de la alianza.
Fuente: Telam