DE PATRONES Y EMPRESARIOS: DEL PERRO FAMILIAR AL NEGOCIO DE LA DISCAPACIDAD


Para que Alfonso Prat Gay tuviera un contexto donde exponer su opinión sobre cómo reducir los gastos públicos fue que desde el programa La Cornisa de La Nación Más del 11 de julio, el conductor Luis Majul y la columnista Silvina Martínez utilizaron argumentos capacitistas al referirse al “negocio de la discapacidad”.

Escribe Mirian Suarez

El camino hacia el 2023 está acortándose, por eso los animadores como Majul deben llenar espacios de pantalla con las figuras de “la oposición” que aspiran a ocupar los primeros lugares en las listas, por allí es el caso de Prat Gay, que fue funcionario nacional con aspiraciones a la gobernación de Tucumán, esa provincia a la cual su familia contribuyó a destruir para enriquecerse al ser parte de los golpes cívico-militares-eclesiales que sufrió la Argentina durante 1955, 1966 y 1976, sumiendo al pueblo de Tucumán en la pobreza, la miseria planificada, la desolación y el desarraigo de cientos de miles de comprovincianos.

La más importante causa generadora de la condición de discapacidad es la pobreza, acompañada de la desnutrición, la contaminación y el trabajo forzoso.

Prat Gay sabe de ésto, viene de cuna de explotadores, de ser propietarios del perro familiar devorador de trabajadores y vecinos para mantener el control de los pueblos obreros bajo el ejercicio del miedo y el terrorismo de Estado.

Mauricio Macri tuvo a Prat Gay como Ministro de Economía, es decir que son parte de una estructura que bajo el paraguas del neoliberalismo ejecuta políticas de exterminio de sectores específicos, violando los derechos humanos de millones de personas, y en el caso particular de las personas con discapacidad fue el sector que más sufrió la política de ajuste socioeconómico durante la gestión de Juntos por el Cambio entre el 2016-2019. Y su evidencia concreta son las 10.619 personas con discapacidad fallecidas  tras la quita de pensiones no contributivas al quedar sin cobertura médica y sin medios de supervivencia. Sin lugar a dudas, las personas con discapacidad fueron víctimas de un genocidio.

Majul se refiere al negocio de la discapacidad, propiciando sentimientos de exclusión y discriminación en detrimento de los más de 5 millones de personas con discapacidad que viven en la Argentina.

La crítica de Majul y Martínez mostrando los números de la gestión del gobierno nacional desde el 2003 al 2015 sólo dan cuenta del reconocimiento que recibieron los argentinos y las argentinas en su condición de personas con discapacidad a quienes el Estado argentino llegó para darles protección, seguridad social, incluyéndolos en políticas públicas como nunca antes había ocurrido pues debía cumplir con los compromisos asumidos desde el 2006 con la suscripción de la Convención Internacional de los Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad (CDPCD), Tratado Internacional vigente en Argentina con rango constitucional… pero Majul no lo dice, no puede mencionarlo y menos la columnista Martínez porque entonces “su informe” tendencioso  carece de razones.

Los que si pueden referirse al “negocio de la discapacidad” son los tenedores de bonos de deuda pública que recibieron en el año 2016 como parte del pago de intereses más de mil millones de dólares del Fondo Solidario de Redistribución, así se desfinanciaban los programas de políticas públicas dedicados a la discapacidad (pensiones, insumos, elementos ortopédicos, prestadores, etc). Vale recordar que para justificar el vaciamiento del Fondo Solidario la entonces Directora de la flamante Agencia de Discapacidad, Gabriela Michetti, instalaba la idea que había “pensiones truchas”. Sospechando a las personas con discapacidad, así empezaba Cambiemos la ejecución de un macabro plan de saqueo de las arcas públicas que afectaba a millones de Personas con discapacidad y a otros grupos vulnerables cuyos expedientes serían archivados sin ninguna respuesta oficial, y sus vidas abandonadas al azar.

También pueden hablar de “negocio de la discapacidad” los grandes prestadores que no reciben control de la Superintendencia de salud, ni de la CNRT, ni del Ministerio de Trabajo u otros organismos que administran recursos para generar prestaciones, servicios, apoyos y otros programas destinados a la inclusión efectiva de las personas con discapacidad.

Y un sector que también se refiere “al negocio de  la discapacidad” son los patrones y las Cámaras en las cuales se nuclean que suelen pedir más flexibilidad laboral, que reniegan por la vigencia de las leyes laborales e impositivas, todos ellos que no registran a sus trabajadores, y que son beneficiados por la impunidad administrativa y judicial, quizás las mismas que acompañan a Prat Gay y Macri. Esas patronales saben que nuestro Sistema de Seguridad Social Nacional otorga beneficios como las PNC, PUAM y otras graciables, y durante los períodos de ajuste económico las patronales realizan despidos masivos, en tanto esos trabajadores despedidos “descartados” del modelo neoliberal luego alcanzan los beneficios de las PNC por las secuelas laborales de enfermedades que las patronales no cubrieron; veamos algunos ejemplos, trabajadores del sector  azucarero despedidos que deben recurrir al gobierno local o comunal para que les tramiten la PNC porque presentan problemas de salud traumatológicos, cardíacos, auditivo, y que no cuentan ya con seguro de desempleo por el tiempo transcurrido, sus indemnizaciones no fueron pagadas porque se abrió el juicio de quiebra (fraudes mediante), que por razones de edad la ART les asegura que no pueden acceder a la Pensión Retiro por invalidez laboral, y así llegan al beneficio de la Pensión No Contributiva; o también casos de trabajadores de la construcción que se desempeñan sin registración o “en negro”, que acceden a la PNC por invalidez y que no tienen aportes en ANSES ni en AFIP. Resulta  necesario contar con más información gubernamental para realizar un informe y determinar las sanciones sobre las maniobras patronales de abandonar a los trabajadores en condición vulnerable de salud,  con invalidez, abandonarlos para que el Estado se haga cargo usando los beneficios de las PNC y así no afrontan el pago de indemnizaciones ni los aportes en los organismos correspondientes.

Repudiamos a Majul, Martínez y Prat Gay por el escenario que protagonizaron y en los términos en que se refirieron a nuestro colectivo social violando lo que establecen las Convenciones de Derechos Humanos, y reivindicamos la lucha histórica del colectivo de personas con discapacidad hasta que se logren actos de justicia y la reparación ante tanta injusticia.

 

Mirian Suarez - Secretaría de Discapacidad

CTA - Mesa Nacional 

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Foto: https://www.laizquierdadiario.com/El-Gobierno-de-Ongania-el-cierre-de-ingenios-en-Tucuman-y-los-Prat-Gay

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