Con motivo del Día del
Trabajador, la Pastoral Social, dependiente de la Vicaría de Solidaridad de la
diócesis de Quilmes, elaboró un documento donde detalla la situación del
trabajo formal e informal en la Argentina.
El mensaje comienza con una cita de San Juan XXIII:
"Primeramente, con relación al trabajo, enseña que éste de ninguna manera
puede considerarse como una mercancía cualquiera, porque procede directamente
de la persona humana"
Seguidamente, detalla la situación del trabajo formal (en
blanco): “La crisis de la economía que comienza a profundizarse a partir de
2017, agravada por las consecuencias del aislamiento en el contexto de la
pandemia del Covid-19 y todavía más aumentada por el conflicto bélico en
Ucrania, nos pone en un escenario donde
casi la mitad de los trabajadores formales reciben ingresos por debajo de la
línea de pobreza”, afirman.
“Al revisar la evolución del Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM)
es evidente el fuerte deterioro de su capacidad de compra. Pese a que para su
cálculo se lo piensa para una persona soltera con un ingreso para el
autosustento, al compararlo con el valor de la Canasta Básica del INDEC para
una familia tipo de cuatro integrantes ($78.624 a enero) queda muy rezagado,
apenas cubre el 40%, sin contabilizar el 4,7% de inflación de febrero y otro
tanto de marzo. Es alarmante que también quede por debajo de la línea de
indigencia del Indec que en enero fue de $34.334. Al repasar la evolución del
SMVM en la última década este sufrió una baja de más del 40% en términos
reales”, indican, basados en los datos del frente sindical.
“En 2021 se aprobaron tres Resoluciones del Consejo del Salario (en abril, julio y septiembre), que se sustituyeron sucesivamente, y buscaron que el salario mínimo no perdiese contra la inflación. Así el SMVM real aumentó 1,2% en el promedio del año, y en diciembre de 2021 se ubicó casi 31% por debajo del nivel de 2015. Puede decirse que el objetivo de evitar un nuevo descenso fue cumplido, aunque el salario mínimo mantiene un nivel muy deprimido. Además, la reciente nueva aceleración de la inflación implica una desvalorización acelerada del salario mínimo, que se está produciendo desde fines del año pasado”, detallan, con raíz en los datos del Instituto Cifra de la CTA.
Y citando al papa Francisco, manifiestan: “El trabajo expresa y alimenta la dignidad del ser humano, le permite desarrollar las capacidades que Dios le regaló, le ayuda a tejer relaciones de intercambio y ayuda mutua, le permite sentirse colaborador de Dios para cuidar y desarrollar este mundo, le hace sentirse útil a la sociedad y solidario con sus seres queridos.”
En cuanto al trabajo no registrado, explicaron: “Tanto más
comprometida es la realidad del llamado ‘trabajo en negro’, donde las y los
trabajadores no tienen el recurso de la organización sindical a la hora de
defender sus ingresos. Los puestos de trabajo asalariado que no están
registrados en la seguridad social suman en la Argentina un total de 4.974.775.
Según las estadísticas oficiales esta cantidad representa un 23,5% del total de
puestos de la economía y el 31,7% de los asalariados”.
“Ante esta situación, donde tenemos trabajadores que se han ido
empobreciendo, y por otro lado, una obscena concertación de la riqueza en pocas
manos, no podemos dejar de señalar con preocupación que, además de los hermanos
que sufren la mencionada injusticia, esta realidad amenaza los valores de la
cultura del trabajo que, como se señalaba anteriormente, son creatividad,
solidaridad y el desarrollo de vínculos entre las personas”.
“Esperamos de nuestra dirigencia política responsabilidad de
gobierno, y de la oposición, de la dirigencia empresarial y sindical, la
apertura a un diálogo maduro que permita instalar las políticas de estado
necesarias para mejorar las condiciones de vida de nuestro pueblo trabajador”,
concluyeron.
Fuente: AICA