La carta:
Una vez más me dirijo a mis compatriotas como lo he hecho en otras
oportunidades. No es la primera vez. Hace ya casi un año, el 26 de octubre de
2020, me dirigía a los argentinos y las argentinas con el documento “27 de
octubre. A diez años sin él y a uno del triunfo electoral: sentimientos y
certezas”.
Allí desgranaba reflexiones acerca del funcionamiento institucional, y de lo
que considero el problema central de la economía argentina y la necesidad de
abordarlo desde un acuerdo amplio de las distintas fuerzas políticas.
Hoy, releo aquellas líneas de inusitada actualidad en las que también
mencionaba que las decisiones en el Poder Ejecutivo argentino siempre las toma
el Presidente de la Nación y en las que decía sin eufemismos ni operaciones de
prensa en off, que había funcionarios y funcionarias que no funcionaban.
También recuerdo el acto que se llevó a cabo en el Estadio Único de La Plata el
18 de diciembre de 2020, del cual participamos muchos compañeros y compañeras
del Frente de Todos junto al Presidente de la Nación, cuando expresé
textualmente: “… pero ojo, yo no quiero que ese crecimiento -el crecimiento
económico del año 2021 que acertadamente pronosticara el compañero que me había
precedido en el uso de la palabra- se lo queden tres o cuatro vivos nada más.
Para esto, me parece que hay que alinear salarios y jubilaciones, obviamente,
precios, sobre todo los de los alimentos y tarifas.”. En esa oportunidad
también señalé: “por eso le digo a todos aquellos que tengan miedo o que no se
animan, por favor… hay otras ocupaciones además de ser ministro, ministra,
legislador o legisladora. Vayan a buscar otro laburo, pero necesitamos gente en
los sillones que ocupen de ministro, ministra, de legislador o legisladora…
sean para defender definitivamente los intereses del pueblo”.
Como no soy mentirosa y mucho menos hipócrita (nunca digo en público lo que no
sostengo en privado y viceversa), debo mencionar que durante el año 2021 tuve
19 reuniones de trabajo en Olivos con el Presidente de la Nación. Nos vemos
allí y no en la Casa Rosada a propuesta mía y con la intención de evitar
cualquier tipo de especulación y operación mediática de desgaste institucional.
En las primeras 18 reuniones, la última de ellas el 07/09/2021, siempre le
plantee al Presidente lo que para mí constituía una delicada situación social y
que se traducía, entre otras cosas, en atraso salarial, descontrol de precios
-especialmente en alimentos y remedios- y falta de trabajo, sin desconocer,
obviamente, el impacto de las dos pandemias: la macrista primero y la sanitaria
a los 99 días de haber asumido el gobierno. Igualmente siempre remarqué la
falta de efectividad en distintas áreas de gobierno.
También señalé que creía que se estaba llevando a cabo una política de ajuste
fiscal equivocada que estaba impactando negativamente en la actividad económica
y, por lo tanto, en el conjunto de la sociedad y que, indudablemente, esto iba
a tener consecuencias electorales. No lo dije una vez… me cansé de decirlo… y
no sólo al Presidente de la Nación. La respuesta siempre fue que no era así,
que estaba equivocada y que, de acuerdo a las encuestas, íbamos a ganar “muy
bien” las elecciones. Mi respuesta, invariablemente, era “no leo encuestas… leo
economía y política y trato de ver la realidad”. Una realidad que me indicaba
que en el año 2015 perdimos las elecciones presidenciales en segunda vuelta y
por escasa diferencia, con el mayor salario en dólares de Latinoamérica -que
representaba más del doble del salario actual-, con una inflación que era menos
de la mitad que la actual y con un candidato, Mauricio Macri, que decía que no
le iba a sacar a nadie lo que ya tenía, sino que sólo iban a cambiar las cosas
que estaban mal.
Fui, soy y seré peronista. Por eso pensaba que no podíamos ganar. Y se lo decía
no sólo al Presidente. Muchos compañeros y muchas compañeras escucharon mis
temores.
El domingo 12 de septiembre de este año el peronismo sufrió una derrota
electoral en elecciones legislativas sin precedentes. Mientras escribo estas
líneas tengo el televisor encendido pero muteado y leo un graph: “Alberto
jaqueado por Cristina”. No… no soy yo. Por más que intenten ocultarlo, es el
resultado de la elección y la realidad. Es más grave aún: en la Provincia de
Buenos Aires, termómetro inexcusable de la temperatura social y económica de
nuestro país, el domingo pasado nos abandonaron 440.172 votos de aquellos que
obtuvo Unidad Ciudadana en el año 2017 con nuestra candidatura al Senado de la
Nación… con el peronismo dividido, sin gobierno nacional ni provincial que
apoyara y con el gobierno de Mauricio Macri y su mesa judicial persiguiendo y
encarcelando a ex funcionarios y dueños de medios opositores a diestra y
siniestra.
Recuerdo que, cuando perdimos las elecciones legislativas en la Provincia de
Buenos Aires del año 2009, con Néstor como candidato a Diputado Nacional
-después de la 125 y de la crisis global del 2008-, quien Alberto considera con
justicia el mejor presidente de la democracia, el día lunes siguiente a las
elecciones no sólo renunció a la titularidad del Partido Justicialista, sino
que yo como Presidenta de la Nación pedí la renuncia de quien fuera mi Jefe de
Gabinete, entre otros. Y ¡ojo!… habíamos perdido en la Provincia de Buenos
Aires pero habíamos ganado a nivel nacional. A Néstor Kirchner hay que
recordarlo en versión completa y no editada.
Sin embargo ahora, al día siguiente de semejante catástrofe política, uno
escuchaba a algunos funcionarios y parecía que en este país no había pasado
nada, fingiendo normalidad y, sobre todo, atornillándose a los sillones. ¿En
serio creen que no es necesario, después de semejante derrota, presentar
públicamente las renuncias y que se sepa la actitud de los funcionarios y
funcionarias de facilitarle al Presidente la reorganización de su gobierno?
El martes 14 tuvo lugar, otra vez en Olivos, mi última reunión con el
Presidente de la Nación. Habían transcurrido 48hs sin que se comunicara conmigo
y me pareció prudente llamarlo y decirle que tenía que hablar con él. Deje
pasar 48hs deliberadamente, para ver si llamaba (debo decir que de las 19
reuniones, la mayoría fueron a iniciativa mía). Allí le manifesté que era
necesario relanzar su Gobierno y le propuse nombres como el del Gobernador Juan
Manzur para la Jefatura de Gabinete. Sé que sorprenderá mi propuesta, es de
público y notorio las diferencias ya superadas que he tenido con quien fuera mi
Ministro de Salud desde el año 2009, cuando debí remover a quien entonces era
mi Ministra de Salud por el fracaso en el abordaje de la pandemia de la gripe A
(H1N1). Juan permaneció en su cargo hasta que renunció para disputar la
candidatura a Gobernador de la Provincia de Tucumán en el 2015, cargo que
obtuvo y revalidó por el voto popular no sólo a través de su reelección, sino
también en la elección del pasado domingo.
Aunque en realidad, nadie debería sorprenderse por mi propuesta: el 18 de mayo
de 2019 le propuse a todos los argentinos y argentinas como candidato a
Presidente de la Nación a Alberto Fernández.
¿Por qué cuento esto? Porque no voy a seguir tolerando las operaciones de
prensa que desde el propio entorno presidencial a través de su vocero se hacen
sobre mí y sobre nuestro espacio político: Alberto Fernández quería que el Dr.
Eduardo De Pedro fuera su Jefe de Gabinete y fui yo la que no estuvo de acuerdo.
Mal podría ahora promoverlo para ese cargo.
A propósito de la categoría de funcionarios que no funcionan… el vocero
presidencial escaparía a aquella clasificación. Es un raro caso: un vocero
presidencial al que nadie le conoce la voz. ¿O tiene alguna otra función que
desconocemos? ¿La de hacer operaciones en off por ejemplo? Verdadero misterio.
Por la misma razón me comuniqué con el Ministro de Economía cuando se difundió
falsamente que en la reunión que mantuve con el Presidente de la Nación, había
pedido su renuncia. Las operaciones son permanentes y, finalmente, sólo
terminan desgastando al gobierno. Es increíble que no lo adviertan. Es una pena
tanto daño autoinfligido.
Confío, sinceramente, que con la misma fuerza y convicción que enfrentó la
pandemia, el Presidente no solamente va a relanzar su gobierno, sino que se va
a sentar con su Ministro de Economía para mirar los números del presupuesto. El
año pasado, con ocasión de presentarse el mismo, se estableció que el déficit
fiscal iba a ser del 4,5% del PBI sin pandemia a partir de marzo del 2021
-situación que no se verificó como es de público y notorio-. Cada punto del PBI
en la actualidad es alrededor de $420.000 millones. A agosto de este año, a
cuatro meses de terminar el año y faltando apenas unos días para las
elecciones, el déficit acumulado ejecutado en este año era del 2,1% del PBI.
Faltan ejecutar, según la previsión presupuestaria, 2,4% del PBI… más del doble
de lo ejecutado y restando sólo cuatro meses para terminar el año… con pandemia
y delicadísima situación social. No estoy proponiendo nada alocado ni
radicalizado. Al contrario, simplemente estoy recogiendo lo que en este
contexto global de pandemia está sucediendo a lo largo y a lo ancho del mundo,
desde Estados Unidos, pasando por Europa y en nuestra región también: el Estado
atemperando las consecuencias trágicas de la pandemia.
He sido Presidenta durante dos períodos consecutivos. En el 2008 nos tocó
atravesar la crisis global más grande después de la Gran Depresión del año ’30.
Soportamos corridas cambiarias permanentes -con muchas menos reservas en el
Banco Central que en la actualidad- y el asedio de los Fondos Buitre. Sé que
gobernar no es fácil, y la Argentina menos todavía. Hasta he sufrido un
vicepresidente declaradamente opositor a nuestro gobierno. Duerman tranquilos
los argentinos y las argentinas… eso nunca va a suceder conmigo.
También estoy convencida que será imposible solucionar los problemas que dejó
el macrismo de bajos salarios, altísima inflación, endeudamiento vertiginoso
con acreedores privados y la vuelta del FMI con un préstamo de 44 mil millones
de dólares, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc,
etc, etc, etc, etc, etc… votando al macrismo o votando sus ideas.
Cuando tomé la decisión, y lo hago en la primera persona del singular porque
fue realmente así, de proponer a Alberto Fernández como candidato a Presidente
de todos los argentinos y las argentinas, lo hice con la convicción de que era
lo mejor para mi Patria. Sólo le pido al Presidente que honre aquella decisión…
pero por sobre todas las cosas, tomando sus palabras y convicciones también, lo
que es más importante que nada: que honre la voluntad del pueblo argentino.
Fuentes: Telam
https://www.cfkargentina.com/como-siempre-sinceramente/?s=09&__cf_chl_jschl_tk__=pmd_pQmtAFU37KS91rklmkuJhMdWb8oOm_uNkYa2uIp5_w8-1631830327-0-gqNtZGzNAfujcnBszQX9