El artista desafió cualquier postulado de obra de arte y vendió un material invisible, es decir, nada. Mirá lo que dijo Garau al respecto.
Salvatore Garau. Foto: Instagram de Salvatore Garau.
La posmodernidad y el arte nos han enseñado ha desempotrar estructuras, deconstruir paradigmas y a repensar las nociones de obra, creación y genio. Actualmente, el fenómeno de los NFTs pone la discusión nuevamente en boga sobre los soportes del arte, las formas y el contenido, además del rol del artista y sus medios. Cuando toda barrera parece cruzada y los límites más difusos que nunca, aparece un nuevo evento artístico que nos desencaja aún más.
Esto fue lo que pasó con el artista italiano Salvatore Garau y su escultura invisible titulada "Yo soy" que fue vendida en una subasta por 18.300 dólares (15 mil euros). Básicamente, el artista desafió cualquier postulado de obra de arte y vendió un material invisible, es decir, nada. Esto llevó a que la mayoría de los críticos especializados tomaran la acción como una burla y un extremismo en torno al arte moderno, aunque Garau tuvo su explicación:
"El vacío no es más que un espacio lleno de energía, y aunque lo vaciemos y no quede nada, según el principio de incertidumbre de Heisenberg, ese nada tiene un peso. Por tanto, tiene energía que se condensa y se transforma en partículas, es decir, en nosotros".
Además, siguió con su teoría que engloba la relevancia de lo inmaterial, revelando: "En el momento en que decida exponer una escultura inmaterial en un espacio determinado, ese espacio concentrará cierta cantidad y densidad de pensamientos en un punto preciso, creando una escultura que desde mi solo título adoptará las más variadas formas".
El artista tuvo sus condiciones sobre el lugar en el que debe colocarse: debe ser una habitación de una casa particular de unos 150 x 150 centímetros y esta debe estar libre de obstáculos. Sin embargo, no exige ningún tipo de iluminación o ambientación especial, ya que la obra no se puede ver.
fuente:indiehoy.com