REPRESOR DE LA DICTADURA PODRÍA SER JUZGADO EN ALEMANIA POR UNA CAUSA ARGENTINA

Teniente de Navío (RE) Luis Esteban Kyburg

REPRESOR DE LA DICTADURA PODRÍA SER JUZGADO EN ALEMANIA POR UNA CAUSA ARGENTINA


Era segundo jefe de Buzos Tácticos en Mar del Plata cuando se produjo el secuestro y desaparición de Omar Alejandro Marocchi.

El teniente de navío (RE) Luis Esteban Kyburg alcanzó a cobrar su pensión como veterano de guerra por haber integrado la dotación del destructor misilístico ARA Santísima Trinidad, un buque amarrado en Puerto Belgrano que no participó del conflicto. Otra pequeña victoria fue cuando logró quedar afuera en los juicios por delitos de lesa humanidad que se realizaron en Mar del Plata, como ése que condenó a perpetua a quien fuera su comandante en los Buzos Tácticos, el capitán de fragata (RE) Rafael Guiñazú.

Para 2012, cuando la Justicia argentina atinó a pedir su captura nacional e internacional, con una recompensa que primero fue de 100 mil pesos y luego ascendió a 500 mil, ya Kyburg se había convertido en ciudadano alemán y gozaba en primer lugar del anonimato, aunque también gozaba del derecho a no ser extraditado y a ser eventualmente juzgado en su país de adopción, si es que algún día llegaban a descubrirlo.

Y lo descubrieron

No contaba el prófugo con esa red ilimitada de víctimas y familiares de las víctimas; con esas madres y hermanos y tíos y sobrinos y nietos que cada 24 de Marzo entonan, en cualquier parte del mundo, un cántico que promete, sin vencimiento, la Justicia: “Como a los nazis / les va a pasar. / Adonde vayan, / los iremos a buscar”.

Fue justamente un Día de la Memoria, pero de 2017, cuando Néstor López Corrales, hermano de una de las víctimas de los buzos tácticos y la Infantería de Marina de Mar del Plata, hizo contacto vía Skype con integrantes de la Fiscalía de la ciudad atlántica, enterándose de que Kyburg estaba prófugo y de que vivía en Alemania.

Otro miembro de la red, el arquitecto argentino Luis Tomé, residente en Berlín, puso en contacto a familiares de las víctimas de Mar del Plata, representadas por el abogado César Sivo de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, con el ECCHR (European Center for Constitutional and Human Rights).

Paralelamente, un fotógrafo y periodista argentino radicado en Alemania, Toni Hervida, se propuso a partir de 2017 localizar e identificar a Kyburg, objetivo que alcanzó con creces al publicar la semana pasada un reportaje con fotos y video para el diario Bild (Imagen, en alemán).

“Mediante un poder notarial concedido por Anahí Marocchi –se lee en una nota de Adriana Meyer para el matutino Página12- el ECCHR presentó en 2018 la denuncia a la Fiscalía General de Berlín en contra de Kyburg, por el homicidio de su hermano, y ellos se pusieron a estudiar el caso, algo que todavía está en proceso”. “ECCHR –dijo Néstor López Corrales, entrevistado por Meyer- realizó una trabajo excepcional respecto a buscar puntos de conexión entre la Jurisprudencia Argentina y Alemana sobre este caso, de forma de lograr que la Fiscalía Alemana acepte el caso como propio’”.

Desde la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación -que hoy encabeza un hijo de desaparecidos: Horacio Pietragalla Corti--  "se asesora y asiste en la prosecución de la causa abierta en Alemania", consta en una comunicación oficial. Asimismo, el ECCHR de Alemania ha recibido aportes testimoniales y documentales del colectivo marplatense “Faro de la Memoria”, de incansable labor antes y después de los juicios.

Aunque también podría ocurrir (improbable pero deseable) que Alemania diera luz verde a la captura y extradición solicitadas por la Justicia argentina. Kyburg, entonces, debería responder por los delitos de lesa humanidad por los que ya respondieron otros oficiales de la Marina y del Ejército, en el juicio conocido como “Mar del Plata. Base Naval”. O tal vez haya otros cargos y otras causas que puedan abrirse, relacionadas con violaciones a los derechos humanos en el área represiva que el teniente de navío Kyburg tuvo bajo su mando.


Luis Esteban Kyburg no sólo fue segundo jefe de los Buzos Tácticos. También se desempeñó como jefe del Departamento Personal, Operaciones y Logística de la Armada, con sede en la Base Naval de Mar del Plata. Esa unidad fue señalada como responsable del secuestro y asesinato de 152 personas entre 1976 y 1983, además de apropiaciones de bebés como Javier Gonzalo Penino Viñas, cuya madre permanecía cautiva en la Base Naval ya entrada la democracia, antes de estar definitivamente desaparecida.

“El caso Kyburg –afirma el jurista Wolfgang Kaleck, integrante del ECCHR- es muy importante para continuar con el esclarecimiento de los crímenes de la dictadura argentina. (…) Las luchas de las organizaciones de DDHH en ese país lograron, en la década del 2000, durante los gobiernos de los Kirchner, que se retomaran los juicios contra los militares por crímenes como la tortura, la desaparición y los asesinatos. Desde entonces, en la Argentina se lleva a cabo una de las mayores sagas, en el mundo, de persecuciones penales a nivel nacional contra sospechosos de crímenes de lesa humanidad. En ese sentido, la Justicia argentina ha realizado un trabajo magnífico” (Entrevista para Deutsche Welle, 17/7/2020)


Y en Alemania se siguen juzgando nazis: uno de 93, condenado en Hamburgo

La Audiencia de Hamburgo condenó el pasado jueves 23 a dos años de prisión en suspenso a Bruno Dey, de 93 años, que actuó como vigilante en el campo de exterminio de Stutthof, durante la Segunda Guerra Mundial. Dey tenía apenas 17 años cuando ocurrieron los hechos. Pero fue acusado de complicidad en 5.232 asesinatos perpetrados en ese lager entre 1944 y abril de 1945.

La sentencia concluye un juicio que llevó nueve meses y que podría ser el último que se realice en por crímenes del nazismo, dadas las dificultades que presentan los procesos y la avanzada edad de los imputados y los testigos.

“Hizo mal. Fue una terrible injusticia. No debería haber participado en Stutthof”, aseguró la juez Anne Meier-Göring. “Usted se considera un observador pero fue un apoyo de ese infierno creado por los hombres”, se lee en una crónica del diario madrileño El País.

Para la Fiscalía alemana, el nonagenario, quien siempre negó su participación en la matanza de los prisioneros del campo, era una pieza en la “maquinaria asesina” del Tercer Reich. Su defensa pedía el sobreseimiento, mientras que la acusación solicitaba tres años -en atención a la avanzada edad del procesado y por la ley de menores- por considerarlo cómplice, basándose en una sentencia dictada en 2011 que sentó jurisprudencia.

El lunes 20, en la última vista antes de la sentencia –publica El País-  Day pidió perdón “a todas aquellas personas que pasaron por ese infierno”, así como a sus familiares y descendientes. Y admitió que, a lo largo del proceso, había tomado conciencia de la “magnitud de la crueldad” de los actos cometidos en Stutthof, cerca de Gdansk, en la Polonia ocupada por el ejército de Hitler.

En total, unas 100 mil personas, en su mayoría judíos provenientes de los países bálticos y de Polonia, murieron en el campo, que fue el primero construido por los nazis fuera de Alemania en 1939

La semana pasada, un tribunal de Wuppertal anunció la acusación contra otro ex guardia de Stutthof, de 95 años, también por complicidad en los asesinatos cometidos en el campo. Pero no es seguro que el acusado llegue con vida o pueda sobrevivir al juicio.

En cualquier caso –allá como aquí- lo que importa más allá de los juicios y de las condenas, es el mensaje que el Estado democrático ofrece a la comunidad, en un tiempo en que el racismo y la xenofobia no han desaparecido como amenazas a la paz y a la convivencia entre los pueblos.

Fuente: Telam - Oscar Taffetani

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