En medio del campo,
Sentí su aroma.
La deseaba.
Con un hambre descomunal.
Salvaje.
No pude más.
Mi boca la ansiaba.
Me arrojé sobre ella,
Desbordada.
Le quité su manto otoñal:
La última piel de pudor.
Clavé los dedos.
Los hundí en ella.
La deseé con un hambre antigua.
La olí antes de tenerla.
La imaginé húmeda, tibia,
Quebrándose apenas entre los dedos.
La mordí con la boca cerrada.
Mi cuerpo lo supo antes que yo:
La buscó en las grietas,
En los bordes,
En cualquier rincón
Donde el mundo se deshacía un poco.
No la devoré.
La dejé deshacerse,
Suave,
Lenta,
Como si el placer viviera en esa espera.
Como si mi lengua recordara
Lo que mi memoria calla.
Después, sí:
El pudor.
La vergüenza.
Pero ya era tarde:
La boca sucia,
El deseo,
Saciado.
Ellos lo llaman geofagia.
(Del griego geo, tierra, y phagein, comer).
(f. Med. Hábito morboso de comer tierra o sustancias similares no nutritivas.
Clasificado en el DSM-5 como pica:
Ingesta persistente de sustancias no nutritivas).
Yo lo llamo deseo.
* Chandei Simone: explora la poética del cuerpo a través de la fotografía, la pose, el teatro y la palabra. Es bombera voluntaria, estudia psicología y filosofía —aunque prefiere las preguntas a las respuestas— y escribe para revistas literarias y editoriales independientes. Sus textos se enredan con el erotismo, la identidad y otras formas de desobediencia. No cree en la monogamia. Nunca aprendió a andar en bicicleta —pero sabe caer con gracia. ]]>
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