Por Alejandro Mosquera*
La resistencia a las políticas agresivas y nocivas del gobierno
nacional siguen creciendo. Y sin embargo una parte importante de las elites se
dividen los grados de colaboración al gobierno. Fundamentan su colaboracionismo
en la patria consultora que se auto-vende como quienes conocen la realidad de
los sentimientos populares y “muestran” que la gente apoya el ajuste, el
hambre, los despidos.
Sin embargo, la realidad se abre paso. Una parte de esas elites
comparten el rumbo que el gobierno y las grandes corporaciones están marcando.
En otros, el miedo conduce sus acuerdos
con el gobierno, miedo a la billetera central y por ello acompañan y miedo a
sus propios pueblos que le reclaman medidas y que el rechazo a Milei puede
arrasarlos a ellos.
Pero el dato central para analizar el cuadro político es que el
movimiento universitario comienza a salir de su letargo y de –posiblemente-- de la burocratización del movimiento
estudiantil.
En esta visión que proponemos
hay que sumar las movilizaciones del 1 de Mayo, que seguramente serán diversas
y de diversos sectores sociales y políticos, pero serán parte de un musculo
social que ese está poniendo en marcha… Y hay que anotarlas como parte de la
construcción del Paro Nacional de 24 horas que la CGT y las CTAs están
convocando.
El Paro nacional del 9 de mayo se debe construir sin permiso y con
múltiples acciones de todos los sectores
perjudicados…no solo debe ser sobre las espaldas y responsabilidad de los
sindicatos y movimientos sociales. Cada organización, colectivo, espacios políticos, sociales,
intelectuales, estudiantiles tienen que ser parte protagónica en la
construcción de la jornada de lucha.
Mientras tanto en una galaxia muy…muy lejana
El gobierno de Javier
Milei y sus aliados ha mostrado que su enemigo son el pueblo argentino, sus
organizaciones, hasta su realidad como Nación.
A la inflación duplicada
en los pocos meses de gestión se suman, el ajuste sobre el gasto público que
desmantela el estado, las tarifas multiplicadas por tres o cuatro veces, los
despidos de los empleados públicos, la recesión programada y estimulada, la
apertura indiscriminada de las importaciones y la desregulación de la economía
con su derivación de despidos en el sector privado, con el crecimiento de la
pobreza, la indigencia y el hambre, con su contracara violenta la represión
creciente, la censura, la agresión a periodistas o directamente a medios de
comunicación como es el caso de Perfil, el desmantelamiento de las voces
críticas en los medios estatales pero también en privados por presión del
gobierno.
Dos consensos básicos de nuestro pueblo no solo son cuestionados
sino agredidos para su destrucción: el piso democrático, y la soberanía como
Nación.
El viejo programa económico y social de la dictadura militar que
Milei y cia. promueven y llevan adelante con el mismo discurso de
Martínez de Hoz que justificaba su política en la liberación de las fuerzas
productivas, también necesita para su aplicación de la desnaturalización de la
democracia y construir una autocracia. No es solo la violencia verbal del
presidente, sino la transformación y utilización del estado para
limitar/perseguir/destruir a quienes se oponen.
Un presidente que no discute con nadie, que insulta a sus
propios diputados y funcionarios, que no recibe a los gobernadores, sino que
los aprieta públicamente, que tiene conflicto con todos sus colaboracionistas,
que parece vivir en otra galaxia y que ni siquiera toma contacto con sus
adeptos, sin contacto con la población, sus necesidades, no puede lograr una
estabilidad social ni política, que hasta el FMI le pide. El pacto de mayo
(todo en minúscula por lo poco trascendente) incluso es una actividad planteada
por sus colaboradores y alguno de sus publicistas, pero al cual el presidente
no cree. Solo quiere una adhesión a su agresión al pueblo y la república.
A este camino hacia la autocracia hay que sumarle la intención
de destruir el segundo consenso nacional, la soberanía. El coloniaje que lleva
adelante es de una gran magnitud.
Veamos
A las anunciadas relaciones carnales con los EEUU y con el
gobierno genocida de Netanyahu, hay que analizar en toda su peligrosidad la
actitud frente a la Jefa del Comando Sur, sobre todo la idea y promoción de una
base militar norteamericana en Tierra del Fuego para que las fuerzas armadas
norteamericanas controlen el comercio, el acceso a la Antártida, la conexión
sur entre el océano atlántico y el pacífico. En ese camino destrucción
estructural de nuestra soberanía se encuentra también el viaje del ministro de
Defensa Luis Petri a Bruselas con la propuesta de que Argentina sea aceptada
como socio global de la OTAN. Y las promesas de colaboración militar con
Ucrania y el respaldo público e incondicional a todas las actitudes del
gobierno de Netanyahu, que por supuesto no es estar con la mayoría del pueblo
de Israel que se manifiesta y rechaza a las políticas de su gobierno. Así el
irresponsable Milei y su gobierno no implica en conflictos violentos que están
a punto de generalizarse, destruyendo la posición histórica argentina, pero
también poniendo a nuestro país como objetivo militar posible.
Disfrazado
para rendirse y subordinarse. De libertad nada
El acompañamiento no
solo discursivo del presidente a la política de confrontación de EEUU con
China, no solo por si sola personifica su sometimiento a los intereses
comerciales de Estados Unidos y de seguridad del Pentágono, sino que desmantela
un interés nacional por el comercio tanto con China como en general con los
BRICS. Su política exterior (el “nuevo paradigma” como lo llama él) va en
contra de los intereses tanto de los trabajadores y productores, como de las
grandes corporaciones que tienen en esos mercados de Asia a grandes
compradores.
Un programa, una línea de acción
Casi todas y todos somos conscientes que para defender la democracia hay que transformarla, ligarla a la defensa de la vida cotidiana de los argentinos, a sus problemas, porque el desprestigio de la política está siendo utilizado para dañar el respaldo a la democracia.
Esa propuesta de una mejor democracia, de desatar su
potencialidad revolucionaria, tiene que ser acompañada por la intransigencia en
la defensa de cada libertad publica, de cada espacio, de luchar contra la
censura y la violencia estatal. Como siempre no es cierto que cuanto peor
mejor, cuanto peor es peor para nuestro pueblo que necesita cada espacio
democrático para hacerse valer.
Defender el Estado, es también transformarlo en beneficio de
nuestro pueblo, de sus capacidades, el Estado en manos populares debe ser un
instrumento de construcción de igualdad, de gestión eficiente, de equilibrador
de los desajustes que produce el capitalismo, de actor en la soberanía
nacional.
En un mundo en crisis, con peligros de guerra mundial, con muchos conflictos regionales, donde se con muchos peligrosos se desarrolla un mundo multipolar, donde a la par de los bloques regionales se afirma la tendencia soberana en muchos estados, con los procesos independentistas en África, donde se destruyó el derecho internacional, donde la ONU sirve de poco o nada, donde Europa se sometió aún más a la conducción de los halcones norteamericanos y donde las formas de burocracias supranacionales como Bruselas se alejan cada vez más de las naciones y pueblos que integran la UE. Un mundo en peligro, pero además con grandes posibilidades para un país y una región como la nuestra la Soberanía es clave para el desarrollo, una política internacional en beneficio del país implica el no alineamiento, la unidad latinoamericana, el intercambio comercial y productivo con todos los países y no sumarse a esos discursos con olor a naftalina propios de la guerra fría y del macartismo.
La soberanía es en esencia el programa de libertad y liberación de
los argentinos.
Fuente: https://iguales.ar/resistencia-marcha-del-23-y-paro-el-9-de-mayo/
Escribió: *Alejandro Mosquera. Director de Iguales. Director del IEFI – Instituto de estudios y formación para la Igualdad. Ex diputado de la Pcia de Bs.As. y Presidente de la Cámara de diputados. Dirigente de Soberanxs