“Siento un profundo desprecio por el Estado. Creo que el Estado es el enemigo, creo que el Estado es una asociación criminal”. “De hecho, el Estado es una asociación criminal donde un conjunto de políticos se pone de acuerdo y utilizan el monopolio de la riqueza para robar recursos del sector privado”
Declaraciones del presidente argentino Javier Milei al periodista italiano Nicola Porro, de la cadena Retequattro (Roma, Italia, 12II24)
Escribe Carlos A. Villalba*
A 337 km de Austria, sobre los Alpes del sureste de Suiza, se encuentra
Davos, la ciudad en la que todos los años se reúne el Foro Económico Mundial en
el que jefes de Estado, líderes partidarios, corporaciones económicas,
“organizaciones de la sociedad civil” (generalmente financiadas por ellas) y
medios de comunicación planetarios se reúnen para intercambiar ideas sobre los
desafíos globales que consideran prioritarios para sus intereses, cada vez más
concentrados.
A las 11 y 45 horas de Argentina del miércoles 17 de febrero pasado,
durante 30 minutos y bajo el paraguas difuso del tema “Lograr la seguridad
y la cooperación en un mundo fracturado”, el presidente Javier Milei le dijo al
mundo que todos, sin excepción, estaban equivocados, equivocadas (y
equivocades), incluso el propio Foro. Los equipos técnicos de la organización,
por ejemplo, consideran que la mayoría de las 10 principales amenazas contra la
población están relacionadas con el calentamiento del planeta con pérdida
de biodiversidad y colapso de los ecosistemas, algo que el mandatario
sudamericano niega.
El discurso constituyó un show con espuma de cerveza hacia los dueños del
planeta y esencia de lluvia ácida para la población de su país, que vive la
atrocidad de la destrucción de derechos, bienes y en una pendiente cotidiana
hacia la pobreza, la indigencia, la enfermedad, finalmente la muerte.
Supremacismo
Limitarse a encuadrar el momento que vive la Argentina en la “legitimidad de origen” que asiste a todo gobierno elegido en las urnas, constituye una trampa que impide analizar sus acciones.
En este caso, la pretensión de “gobernar”
desde una posición previa a la conformación del Estado, con ignorancia de
cualquier contrato social preexistente, coloca a la gestión Milei dentro de los
límites de una “tiranía electoral”, semejante a la llamada “´democracia´ de
mercado” de los ultraliberales austríacos, que consideran que “cada compra o
venta en un mercado debería considerarse un voto que representa los ideales de
la democracia” . (1)
La demolición de las reglas de la Constitución, de la democracia (incluso
de baja intensidad) y de los basamentos de una República, perfilan un
“supremacismo”, en este caso de mercado, basado en la idea de una
“preeminencia” que anula cualquier concepto que no sea el propio. Los
análisis, muchas veces, no logran captar la dinámica profunda de los hechos, al
considerar que las diferencias, las contradicciones, y hasta la remanida
“grieta”, constituyen diferencias de enfoque dentro de un mundo “compartido”.
En realidad, el actual modelo de enfoque y acción socioeconómico, considera
que “el otro” no existe, únicamente es real, posible y acertado “lo propio”,
convertido en algo “superior”, “justo”, “excluyente”; en este caso, una teoría
jamás contrastada con la realidad que, además, no contempla el escenario en el
que se va a aplicar (normas, instituciones, población, derechos…) A pesar de
ser un dogma tan falso como indemostrable, opera como aparato de destrucción
social y nacional nominado “motosierra” y “licuadora”, con desprecio de las
mayorías y violencia estatal.
Davos asistió a un acto circense que, sin embargo, puso a calentar las ambiciones ya presentes en el tablero de una realidad futura que anhelan los hiper-millonarios de las tecnologías de punta y sus aparatos de control del consumo a través de corporaciones tecnológicas, económicas, financieras y de relacionamiento comunicacional antisocial. Sus capacidades materiales superan a las de las naciones y dinámicas de crecimiento que chocan contra todo tipo de formalidad normativa actual; disponen de “ferraris” que andan a 450 km y debieran circular por autopistas con límites de velocidad de 130 kilómetros por hora: la hoy tentación, mañana decisión, es la de romper cualquier traba, aprovechar el motor que tienen bajo la suela de sus decisiones y pisar todo aquello que limite o controle sus violaciones.
Elon Musk, con sus más de 210 mil millones de dólares y su control sobre
distintos sectores claves de la producción tecnológica y digital global, dejó
claro el “marco teórico” del planeta que pretenden. Cuando la Bolivia de Evo
Morales defendía sus bienes naturales comunes, como el litio, y diseñaba su
modelo nacional de producción de baterías y hasta de vehículos eléctricos,
protegiéndolo de la entrega a las corporaciones transnacionales, irrumpió con
su “¡Derrocaremos a quién queramos! (para quedarse con el litio)
¡Bánquensela!”. Por encima de golpe contra el Presidente del Estado Plurinacional, presentaba en sociedad la operatoria que pretenden a
futuro… Ferrari a fondo sin límites regulatorios, ni respeto a pactos e
instituciones.
Aquella jornada de enero suizo, un ignoto personaje del fin del mundo le
hizo comparsa a los flautistas de una ficción que cada día encarna más en las
calles barrosas de la realidad. Negó 150 años de Historia y construcción social
con una frase tan simple y falsa como aterradora al afirmar que el mundo vive
bajo un “marco teórico equivocado”... la construcción colectiva de los diferentes
actores históricos a lo largo de décadas, en consecuencia, es algo que debe ser
destruido. Además, todas las formas de producción y convivencia transitadas a
lo largo de ese tiempo, constituyen “variantes colectivistas” que, también,
tienen que ser aplastadas, desde el comunismo hasta el nacionalismo, pasando
por la socialdemocracia y la democracia cristiana, que en muchos casos no se
sabe ya dónde moran.
Ese y no otro es el contexto de la vida actual en la Argentina. Con una
estocada que no todos los analistas detectaron, al abrir las sesiones
legislativas 2024, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, reseñó las penurias
a las que empuja a su provincia la Casa Rosada “Libertaria” y le explicó que el
pueblo “no vive en un marco teórico”, aludiendo a la realidad criminal en la
que desenvuelven sus jornadas, y sus consumos, las personas de a pie y
zapatillas agujereadas.
Bombardeo y resistencia
El experimento Milei no es peor que el liberalismo o el neoliberalismo (por ejemplo del macrismo). Es otra cosa. Es uno de los casos claros en el que el aumento cualitativo de determinado fenómeno se transforma en cambio cualitativo.
La “anomalía” del presente, es algo diferente, algo jamás vivido, que,
obvia y paralelamente, es un presente más
dañino aún que aquellos gobiernos que transformaron al país en la plataforma de
la actual crisis, en la que también tienen responsabilidad las
administraciones más respetuosas de todas esas "plagas soeces" que detesta el
neoemperador del Plata, como ser, el Estado, la Justicia Social, la redistribución
de la renta (ni siquiera de la riqueza), las medidas contra el cambio
climático, los feminismos, la Salud o la Educación Públicas… en fin, cualquier derecho que no sea el de
mercado.
En la Argentina del Siglo XX el pueblo
fue atacado de todas las formas posibles. Hubo hechos emblemáticos, desde
bombardeos sin piedad contra transeúntes en horario de trabajo, hasta
fusilamientos en la noche de los basurales o inconscientes, maniatados y
embolsados, arrojados a los ríos…a un pozo. Siempre,
cada vez, la violencia generó resistencia, la injusticia empujó movilizaciones cada vez
más abarcativa y la barbarie de la
casta poderosa engendró organización…ese
paso final que conduce a las victorias.
Notas
1 https://jacobinlat.com/2024/02/13/milei-no-es-un-loco-sino-un-anticipo-de-lo-que-esta-por-venir/
* Periodista argentino. Investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (https://estrategia.la/). Miembro de la Usina del Pensamiento Nacional y Popular.
Fuente: https://estrategia.la/https://estrategia.la/