LA MADRE DE LA DENUNCIANTE DE ALPEROVICH ASEGURÓ QUE SU HIJA "NO VOLVIÓ A SER LA MISMA"
"Antes de que nos contara, yo me daba
cuenta que ella estaba mal, que le pasaba algo pero jamás me hubiera imaginado
que era esto", aseguró la progenitora de la denunciante del abuso sexual
del exgobiernador de Tucumán. Alperovich enfrenta tres casos de abuso sexual y
seis de violencia sexual agravada por acceso carnal / Foto: Daniel Dabove.
La madre de la
denunciante en el juicio que se le sigue en los tribunales porteños al ex
gobernador tucumano José Alperovich aseguró este lunes que su hija“no volvió a ser la misma
persona”a partir de los abusos
sexuales atribuidos a su tío y empleador, aunque la joven se haya recuperado
del deterioro físico en el que se encontraba inmersa antes presentar cargos en
la justicia.
El también exsenador está acusado por tres casos de abuso sexual -dos de
ellos en grado de tentativa- y seis casos de violencia sexual agravada por
acceso carnal, según lo establecido por la investigación
judicial en base a las denuncias de MFL por ataques entre 2017 y 2018 en la
Ciudad de Buenos Aires y en la provincia de Tucumán.
“Antes
de que nos contara, yo me daba cuenta que ella estaba mal, que le pasaba algo
pero jamás me hubiera imaginado que era esto. Lo que sí, ellos (por su hija y
el acusado) iban a desayunar siempre a lo de la madre de José (Alperovich), que
un día le dijo a mi hija ‘Tené cuidado con éste que te va a querer
…(refiriéndose a un sometimiento sexual)’. Cuando después ella lo contó como
una broma, a mí se me instaló la sospecha”, dijo durante su
declaración la madre de MFL al declarar en la tercera jornada del debate oral.
La mujer contó ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 29, a cargo del
juez Juan Ramos Padilla, que cuando su hija comenzó a trabajar en 2017 con el
tres veces exmandatario provincial -que en ese momento estaba en carrera para
ser senador- “ella fue desapareciendo de la vida familiar, porque estaba
totalmente absorbida” por el trabajo y describió la relación laboral
propiamente dicha como “abusiva”.
“Si
él tenía que salir en bicicleta, ella tenía que ir también. Además, ella andaba
con su pastillero para darle cada pastilla que tomaba y hasta la mandaba a
llevar su saco a la tintorería, a pesar de que había sido contratada para otro
tipo de tareas”, dijo.
“Mi hija ya no tuvo más un sábado o un domingo de descanso, un día de la madre
o feriado. Su vida estaba entregada a esa función, cosa que me parecía un
exceso, que no era normal”, recordó.