El exfiscal Carlos Albaca,
detenido desde este miércoles en el penal de Villa Urquiza por orden de la
Justicia provincial, luego de que en 2021 fue condenado a seis años de prisión
por encubrimiento y otros delitos cometidos durante la investigación del crimen
de la estudiante universitaria Paulina Lebbos, ocurrido en 2006 en Tucumán,
solicitó cumplir la pena en prisión domiciliaria.
"Ya
solicitamos la audiencia correspondiente para cambiar la modalidad del
cumplimiento de la pena" a prisión domiciliaria, pero por el momento no
nos fijaron la fecha", dijo ayer a los medios locales Macario Santamarina,
defensor de Albaca (70).
El
ex fiscal tucumano fue detenido ayer en su domicilio por personal de la Brigada
de Investigaciones de la policía de la capital provincial y quedó alojado en el
penal de Villa Urquiza, tras una orden emitida por una orden emitida el martes
pasado por el tribunal de la Sala Conclusional 1.
Los
jueces dispusieron que el exfiscal sea capturado, detenido y alojado en una
dependencia policial o en el penal de Villa Urquiza, y en el fallo -al que accedió
Télam- indicaron que se deberá "tener especial consideración de la
imposibilidad de que el penado comparta espacios comunes con la población".
Para
argumentar el pedido de arresto domiciliario, la defensa del exfiscal se basará
en el artículo 33 de la Ley 24.460, que dispone que "el condenado mayor de
70 años o el que padezca una enfermedad incurable en período terminal, podrá
cumplir la pena impuesta en detención domiciliaria, por resolución del juez de
ejecución o juez competente, cuando mediare pedido de un familiar, persona o
institución responsable que asuma su cuidado, previos informes médico,
psicológico y social que fundadamente lo justifiquen"
El
29 de diciembre de 2021, el exfiscal de instrucción de la II Nominación había
sido condenado por unanimidad por el tribunal de la sala III de la Cámara Penal
de Tucumán por el delito de "incumplimiento de deberes de funcionario
público y encubrimiento agravado" en el marco de la causa por el homicidio
de Lebbos.
En
ese debate, los jueces Wendy Kassar, Fernanda Bahler y Raúl Cardozo
coincidieron con el pedido de pena de la fiscalía, al cual se adhirió la
abogada Soledad Deza, de la ONG feminista tucumana Mujeres por Mujeres, quien
actuó como querellante en representación de la hija de Paulina.
Albaca
se convirtió en el primero en ser condenado a la pena de prisión por
irregularidades cometidas durante el ejercicio de sus funciones como
funcionario del Poder Judicial de Tucumán y es el noveno sentenciado por el
encubrimiento del asesinato de Paulina.
En
total, al exfiscal se le imputaron el delito de incumplimiento agravado más 11
hechos vinculados a pistas que no siguió, a pericias que no se hicieron, a
testimonios y evidencias que no se recabaron y se perdieron durante la
investigación del caso de la estudiante, que estaba a su cargo.
En
diciembre del año pasado, la Corte Suprema de Justicia de la provincia dejó
firme la sentencia, sin embargo Albaca solicitó un recurso extraordinario
federal para que fuera revisada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación,
que dejó en suspenso el cumplimiento en prisión.
Pero
la semana pasada la Corte provincial volvió a rechazar dos recursos más
interpuestos por la defensa del exfiscal, por lo que ahora la Sala Conclusional
1 ordenó su captura.
"Todavía
nos queda un largo camino para seguir reclamando justicia por Paulina",
dijo Alberto Lebbos, padre de la joven de 23 años, y agregó: "No nos
olvidemos que la justicia ordenó la investigación de José Alperovich
(exgobernador de Tucumán) y de 40 personas más".
El
juicio que condenó a Albaca fue el tercero que se realizó en la provincia por
el crimen de la estudiante universitaria, pero por el momento no se determinó
quién fue el autor, por lo que el femicidio sigue impune.
El
26 de febrero de 2006, Paulina Lebbos salió de un boliche ubicado en la zona
conocida como el ex Abasto, en la capital tucumana, donde había ido a bailar
con su amiga Virginia Mercado.
Según
determinaron los pesquisas, alrededor de las 6.30 de ese día, ambas subieron a
un remís color bordó: Virginia descendió primero en su domicilio de La Rioja al
400 y Paulina siguió viaje hasta la casa de su novio, aunque nunca llegó.
Después
de 13 días de búsqueda, la joven fue hallada asesinada al costado de la ruta
provincial 341, a la altura de Tapia, a unos 30 kilómetros de la capital
tucumana.