Escribe: Carlos A Villalba*
Entre las 12 y 30 y las 13 y 30 de cada domingo, los oídos argentinos quedaban adheridos a los parlantes de las radios (todavía grandotas, todavía eléctricas) de los años ´50 del siglo XX sintonizadas en Radio Argentina primero, en “Splendid” después.
Délfor Amaranto Dicásolo, había inventado el dislate de talento
musical llamado “La Revista Musical”, banda sonora de la reunión familiar
alrededor de la raviolada, el vino “carlón” y los chistes de una selección
nacional de cómicos e imitadores, acompañados de una orquesta integrada,
también, por campeones mundiales de cada instrumento.
El cómico apeló al adjetivo “dislocada” por su fácil asociación con “locura” de ese concepto que, en realidad, alude a sacar algo de su lugar habitual como, por ejemplo, un hueso de su articulación…
La real realidad
del país, es mucho más rica que cualquier ficción, dramática o cómica. El país
de las vacas, la soja, el litio, el gas y el petróleo, el trigo, los obreros
industriales de mayor calidad regional, los desarrolladores de programas
requeridos por el planeta tecnológico y de todo lo que se quiera agregar… tiene
indicadores económicos excelentes, junto a un escenario concreto, diario, de
más de 10 millones de personas viviendo en la pobreza (más de la mitad menores
de 14 años), de los cuales 2,6 millones no pueden satisfacer siquiera sus
necesidades de alimentación. Disloque entre macroeconomía no distributiva y
vida diaria miserable.
Y en cada
espacio que se enfoque se repite el resultado:
- Entran divisas y no hay
reservas. En lo
relativo al flujo de divisas, por ejemplo, el superávit comercial desde
2020 hasta agosto pasado es de u$s 29.500 millones que, sin embargo, no se
reflejan en los libros contables del Banco Central que, por el contrario,
muestran una reducción de 7.200 millones… es decir, una sangría de 30.000
+ 7.000 millones de dólares, licuada, básicamente, por los grupos
económicos y las familias más adineradas del país, que viven a expensa de
las divisas necesarias para la producción nacional.
El panorama
se agravó con la batuta a cargo del Fondo Monetario y su exigencia del pago de
la deuda macrista, no denunciada por el gobierno asumido en diciembre de 2019
ante los tribunales internacionales y aceptada sin intentar negociar su
reestructuración.
- No hay diálogo entre oposición
y oficialismo. La tal
“grieta” va mucho más allá de las diferencias de circunstancias o de la
exageración de los posicionamientos electorales. El triunfo electoral del
neoliberalismo en 2015 tuvo diferentes causas, pero llevó a la superficie
el rechazo de parte de la población hacia la figura central del periodo de
mayor redistribución de renta en el país: Cristina Fernández de Kirchner
y, también, la existencia de un núcleo importante de ciudadanía inclinada
hacia políticas con menor participación del Estado.La
experiencia desastrosa de Mauricio Macri, representante de esa postura, lo
condujo en el siguiente turno a la derrota estruendosa de su intento
reeleccionario.
- La alianza electoral no fue una
buena coalición de gobierno. De la mano de la mala gestión gubernamental de la
economía heredada y de los efectos de la pandemia y su cuarentena
prolongada, apenas dos años después, el espacio liberal logró imponerse en
las parlamentarias de medio turno.
El
Presidente hizo como si nada hubiese pasado. La Vicepresidenta se lo hizo notar --a través del anuncio estridente de sus principales funcionarios-- con la puesta a
disposición de sus renuncias a los cargos en el Poder Ejecutivo, algo que va de
suyo en un sistema presidencialista y unipersonal como el argentino, La
trilogía del desatino se completó con apoyos a la Casa Rosada ante inexistentes
intentos golpistas.
- La alianza opositora se
desangra tras las candidaturas. El liberalismo se impuso en los comicios
parlamentarios de medio término; al día siguiente comenzó el fuego cruzado
entre propios y extraños: entre los partidos que la integran (el PRO de
Macri y una Unión Cívica Radical olvidada de su doctrina) y, dentro de
cada uno, entre quienes apuntan a un espacio de racionalidad ante los
problemas del país y los que, empujados por el liberalismo extremo, corren
el tablero hacia los márgenes de la democracia.
- Ni un intento de magnicidio permitió el diálogo multipartidario. El disparo de una pistola a 20 centímetros de la cabeza de Cristina Fernández no alcanzó para que las conducciones partidarias frenaran sus acusaciones y se uniesen detrás de lo que la propia dirigencia llama “pacto democrático”. Desde el “autoatentado” hasta el desquicio de unos “loquitos”, como minimización de la gravedad institucional atravesada, pasando por camaristas, juezas, jueces y fiscales, que prefieren no encuadrar las causas abiertas al efecto bajo carátulas que permitan profundizar la investigación, determinar la relación entre el ataque, su financiación y los sectores partidarios vinculados, a pesar de los fuertes elementos que implican a los sectores más duros de Juntos por el Cambio.
Los datos de
la pobreza, la indigencia y la vida en situación de calle, cada día más
extendida y dolorosa, no son más que la expresión de la concentración del 58%
de la riqueza en apenas el 10% de la población; en el país más desigual de
América, cada uno de los miembros de ese grupo privilegiado posee 302.750
dólares por el equivalente a cada billete verde con que cuente el resto de la
población adulta. ¡solo 1 contra más de 302.000!, por si no quedó claro.
En paralelo, se registra un crecimiento sostenido de la reactivación económica desde marzo de 2020 que llega al 107% en ese período, con incrementos interanuales del 7,3% para la construcción, 16% del gas, 52% de la extracción petrolera y 66,5% de la industria automotriz; exportaciones por u$ 60.000 millones en lo que va de 2022, creación de empleo registrado durante los últimos 28 meses, que roza 1,3 millones de puestos de trabajo en 12 meses, 400.000 de ellos asalariados formales privados, y una tasa de inversión del 22,3% del PBI durante el segundo trimestre del año, la más alta en 29 años[i]…
Concentración,
desigualdad y precios
Al igual que en el resto de la región, la pandemia aumentó la desigualdad.
Durante 2020 las
familias más ricas incrementaron un 6,3% su patrimonio y al año siguiente el
promedio trepó al 22,4%. Con un “patrimonio comercial” declarado, es decir
sin incluir las tenencias en las guaridas fiscales, superior a los u$s 35 mil
millones, Muchos de aquellos millonarios se negaron a pagar el impuesto a
las grandes fortunas.
En ese mismo
país se registra una inflación acumulada en 10 meses superior al 70%, con una
proyección a diciembre superior al 100% anual. En ese marco, con genialidad de
unicelular, fuentes de la Secretaría de Comercio, anuncian que se detectaron
“posibles distorsiones” en la suba de los precios.
Detrás de
cada una de esas “modestos” alteraciones, que son las que hambrean a millones
de familias, hay empresas que componen grupos económicos tejidos a través de
tramas transnacionales, con fuerte presencia societaria “familiar”, en sus
capítulos “locales”.
La
formidable investigación sobre “Los Ricos de Argentina” realizada por el Centro
de Economía Pública Argentina (CEPA)[ii]
pone el foco en componentes claves para la explicación de la cadena falta de
divisas – endeudamiento – pobreza – proceso inflacionario desbocado.
La mayoría
de los miembros del CEPA están relacionados con la Maestría de Economía
Política de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO Buenos
Aires) que dirige el economista e historiador Eduardo Basualdo. El trabajo
incluye un “estado del arte” que salta de 1962 y las publicaciones de José Luis
de Ímaz, a entrados los años ´80, donde ya se instalan las obras de figuras
como el propio Basualdo, Daniel Azpiazu, Miguel Khavisse y Jorge Schvarzer, con
un toque rápido sobre el primer lustro de los ´70, en el que menciona a esos mismos
autores.
En este recorrido cabe puntualizar la ausencia del libro de la organización Montoneros “Los Grupos Económicos Oligárquicos y el Terrorismo de Estado en la Argentina”[iv], producto de un estudio coordinado por Raúl Clemente “Roque” Yager, entonces miembro de su Conducción Nacional.
La obra marcó el camino del reemplazo de la
investigación “por empresas” por la reconstrucción del entramado de las
corporaciones concentradas, diversificadas y transnacionalizadas, que
dominan la economía del país y la incorporación de la categoría de “grupo
económico oligárquico”.
Por encima
de ese señalamiento, “Los Ricos de Argentina” reconstruye y analiza las
conexiones empresariales de los principales grupos económicos bajo control de
las personas más ricas de la Argentina. Explica una serie de procesos que son
claves a la hora de entender, desde la falta de divisas hasta la inflación:
- cada uno de esos grupos opera
desde posiciones estratégicas en cada sector de actividad, “lo que les
otorga el manejo de los precios del mercado interno y les permite una
mayor capacidad de apropiación de la renta”
- a partir del estudio de los
grupos económicos se puede identificar la existencia de una sofisticada
ingeniería orientada a “ocultar información de forma deliberada, con la
finalidad de aminorar la carga impositiva o concretar la evasión fiscal,
la fuga de capitales, subfacturación de exportaciones, sobrefacturación de
importaciones, así como otros comportamientos generalizados vinculados al
ocultamiento de la situación patrimonial”.
- Madanes Quintanilla detenta el monopolio del
negocio del aluminio.
- Coto y Braun manejan buena
parte de la comercialización en nuestro país a través de las cadenas de
supermercados Coto y La Anónima.
- Magnetto y Noble representan el mayor grupo de
medios de la Argentina, Belocopitt (América) (adicionalmente, con
una porción significativa del negocio de la salud con Swiss Medical) y Pierri
(Canal 26).
- Pagani a través de Arcor (que
adquirió Bagley y Mastellone) controla gran parte del rubro alimenticio,
al que se suma Blaquier en el mercado del azúcar con Ledesma.
- Rocca tiene el monopolio de tubos
sin costura, a través de Techint.
- Bulgheroni y Rey figuran entre los principales
exponentes del pequeño puñado de empresas que controlan la energía del
país.
- Eurnekian concentra un buen número de
aeropuertos.
- Braun y Brito tienen gran
incidencia en el negocio financiero a través del Grupo Galicia y Macro,
respectivamente.
- Caputo y Chernajosvky dominan
la fabricación de electrónica de consumo con base en Tierra del Fuego. Cavazzani,
en lo referido a los videojuegos, ocupa un lugar central en el mercado.
A través de
algunos de sus componentes, esos grupos tienen capacidad y estructura
exportadora. El trabajo del CEPA explica que Pagani lo hace vía Arcor,
Blaquier a través de Ledesma), Chernajovsky de Newsan Food,
Madanes Quintanilla con Aluar, y Rocca con Techint, del mismo
modo que lo hacen Cavazzani, Blaquier y Braun y Coto desde sus frigoríficos.
El círculo se cierra con citas a los datos que aporta Leandro Bona en su libro titulado “La fuga de capitales en Argentina. Sus actores alcances y transformaciones desde 1976”:
- FUGAS VINCULADAS A LA INDUSTRIA
DEL PETRÓLEO: YPF (etapa bajo control privado), Shell, Esso,
Pluspetrol, Petroquímica Cuyo, Total Austral, Tecpetrol, Compañías
Asociados Petroleras, San Antonio Internacional, Pluspetrol y Wintershall
Energía;
- FUGAS VINCULADAS AL SECTOR
PRIMARIO Y AGROALIMENTARIO: LDC, Molinos Río de la Plata, Massalin
Particulares, Cargill, Ledesma, Molinos Río de la Plata, Aceitera General
Deheza, Oleaginosa Moreno, Arcor, Profertil, Bagley, Productos de Maíz SA,
Cafés La Virginia, Cepas Argentinas”;
- FUGAS DE CONGLOMERADOS LOCALES
(INDUSTRIA, COMERCIO, CONSTRUCCIÓN Y OTROS): Techint (Siderar y Siderca),
Aluar, Acindar, Arcor, Clarín, Ing. Norberto Priu, Loma Negra, Coto y
otros. La lista se completa con firmas de los sectores financiero y
productivo.
Si los
encargados de monitorear las cadenas de valores de los productos de consumo
básico, las sub y sobrefacturaciones de productos de exportación e importación
y la dinámica de compra, liquidación y fuga de divisas hojearan estas
informaciones, o los estudios que realizan equipos no comprometidos con el
sistema financiero y con los pulpos que ahogan a las y los argentinos, tal vez
podrían explicar cuáles son los mecanismos de destrucción de la economía
nacional.
Seguramente
comprenderían que lo que atraviesan las personas cada vez que van a una verdulería
o a cualquier mostrador comercial no son “distorsiones” sino robos
estructurales. Así destruyen el bolsillo de quienes trabajan y, también, las
expectativas que había despertado el gobierno… tres años atrás, en esta
Argentina dislocada.
Notas
[i] DATOS ARGENTINA, Series de tiempo
(https://www.datos.gob.ar/series/api)
[ii] CENTRO DE ECONOMÍA PÚBLICA
ARGENTINA: Los ricos de Argentina,
(https://losricosdeargentina.com.ar/index3.html)
[iii] EDUARDO HALLIBURTON. “Radiografía
de las corporaciones económicas 2003-2013”
(https://www.slideshare.net/IADERE/radiografa-de-las-corporaciones-econmicas-20032013)
[iv] RAÚL CLEMENTE YAGER: Los Grupos
Económicos Oligárquicos y el Terrorismo de Estado en la Argentina (Editorial de
la Universidad Nacional del Comahue, reedición 2013)
* Escribe: Carlos Villalba - Periodista
argentino. Investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis
Estratégico (https://estrategia.la/)