El VIH no es un impedimento para tener hijos
En un contexto teñido por la pandemia del coronavirus, no debemos olvidar la importancia de la prevención y el cuidado ante otro de los grandes virus que ha atacado a la humanidad: el virus del VIH.
Así como hoy
estamos en alerta por la crisis sanitaria que este año arremetió contra el
mundo entero, fueron muchos los años que las personas con VIH alrededor del
mundo tuvieron que esperar para lograr que se investigue y se descubra un modo
de poder convivir con la enfermedad, algo que actualmente es posible.
Una de las
barreras para el control de esta epidemia fueron los tabúes que generan
las enfermedades de transmisión sexual, y como consecuencia la poca
prevención y las dificultades para detectarlas. Sin embargo, actualmente las
sociedades han avanzado en la toma de conciencia sobre la salud sexual y
reproductiva y se promueven las pruebas de detección, que en Argentina son
gratuitas y confidenciales. Gracias a los avances tecnológicos y
médicos, más de 25 millones de pacientes con VIH pudieron acceder a la terapia
antirretroviral (ARV), que se encarga de detener la multiplicación del virus.
“Los avances
tecnológicos y las investigaciones científicas dan acceso a una vida saludable
para un porcentaje de población que tiene que convivir con enfermedades que no
tienen cura. En reproducción, las técnicas para lograr un embarazo pueden
ayudar a pacientes con VIH, dependiendo de la reserva ovárica de la mujer y/o
del nivel de concentración de espermatozoides en el varón”, señala el Dr.
Fernando Neuspiller, tocoginecólogo y director de IVI Buenos Aires.
VIH y embarazo
La transmisión vertical es el contagio de una infección u otra enfermedad de la madre a su hijo, lo que puede ocurrir antes del nacimiento (congénita), durante el parto (perinatal) o después del parto (neonatal). Sin embargo, si el diagnóstico llega a tiempo y la mujer se encuentra bajo tratamiento y con una carga viral indetectable, la probabilidad de trasmisión hacia el futuro hijo es de aproximadamente el 1%.
“En el caso de
varones portadores de VIH, previo a realizar un tratamiento de fertilidad, se
debe hacer un control infectológico para chequear que se encuentren en
condiciones clínicas adecuadas. Es necesario realizar un lavado de la muestra
de semen, que se realiza en laboratorios de andrología porque cuentan con unas
campanas de alta seguridad, donde las muestras se mantienen separadas del resto
de los pacientes”, explica el Dr Omar Layus, andrólogo de IVI Buenos
Aires.
Luego de congelar
la muestra, mediante técnicas de biología molecular, se verifica que
esté libre de la infección. “En el caso de tratamientos de reproducción
asistida, el estudio, procesamiento y almacenamiento de la muestra de semen, se
realiza antes de la estimulación ovárica para garantizar que la muestra de
semen sea apta y segura para avanzar”, aclara Layus.
Por su parte,
Neuspiller agrega que “la indicación del tratamiento de reproducción asistida
ya sea de alta o baja complejidad, dependerá de los antecedentes, historia
clínica y resultados de estudios reproductivos de rutina, que se llevan a cabo
en ambos miembros de la pareja. Si uno de los integrantes de la pareja es
portador y el otro no, se sugiere recurrir a un tratamiento de
reproducción asistida para evitar el contagio”. La edad de la madre o el
padre, por ejemplo, es un factor que puede incidir en la búsqueda del embarazo,
pero siempre está la posibilidad de recurrir a donantes, a través de los bancos
de semen o la donación de ovocitos.
Llevando a cabo las prácticas necesarias, terapias antirretrovirales y estudios previos, se puede lograr la maternidad y la paternidad en convivencia con el virus del VIH y evitando la transmisión vertical.
Fuente: moscuagencia.com