La intolerancia argentina emerge con fuerza en los foros de los diarios

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La intolerancia argentina emerge con fuerza en los foros de los diarios


Nelly Quiroga es la forista “estrella” de LaGaceta.com, con 100.000 comentarios escritos en la plataforma digital y con un estimativo de 40 opiniones por día, según ella reconoce en una entrevista a ese diario. Cientos de usuarios fidelizan su relación con distintos medios de comunicación y, a la vez, ejercen su derecho a participar y a opinar de la cosa pública.
Pero no todos los foristas mantienen el buen tono como Nelly. Gran parte de ellos muestran el lado más intolerante, xenófobo y patriarcal de la sociedad. Un investigador de la Universidad Nacional de Tucumán y del Conicet estudia la participación ciudadana en esos comentarios.
Julio Sal Paz -doctor en Letras y docente de la UNT- analizó los comentarios online de los diarios La Gaceta y La Nación y los comparó con El País y La Vanguardia, de España, y con otros medios de Chile, de Colombia y de México. Consideró que el argentino se caracteriza por el uso del humor, de la ironía y por su pasión por el fútbol -referencias a este deporte están presentes en los comentarios de todo tipo de noticias-. Encontró, mayormente, dos discursos: uno, hegemónico, que se caracteriza por ser conservador, religioso y patriarcal; el otro, minoritario y totalmente opuesto al primero. Sólo en casos excepcionales notó un discurso más argumentativo y reflexivo.
Sal Paz es autor de los libros “Comentario digital: género discursivo de los nuevo medios” y “Periodismo digital en Tucumán: perspectiva discursiva”. Además escribió varios artículos en revistas humanísticas sobre el comentario digital. Consideró que este género -relativamente nuevo- suele potenciar la “grieta” o división que existe entre las personas que piensan diferente. “Algunos comentaristas opinan de todo, con sólo haber leído el título de una noticia; incluso reclaman la falta de datos, que sí se hallan en el cuerpo de la misma. Otros se enfrentan con virulencia con pares, y ni siquiera se leen entre ellos. Muchos no argumentan con racionalidad sino que escriben impulsados desde lo puramente emocional”, explica el investigador.
A la situación antes descrita se suma la presencia de “trolls” (usuarios motivados por intereses políticos, económicos o por pura diversión, que lanzan mensajes provocadores, irrelevantes u ofensivos), o de “haters” (se expresan con acentuada hostilidad). Sal Paz consideró que los usuarios que opinan con agresividad y que no argumentan con educación y racionalidad contribuyen a que se desperdicie una gran oportunidad de construir ciudadanía desde la web. “Las plataformas digitales son un excelente medio para la participación y para el intercambio productivo, pero están desaprovechadas”, opinó.
Rememoró, también, que la única forma de participación que tenían antes los lectores de los medios era la carta al director. Consideró que su principal desventaja radica en el tiempo que puede pasar entre la escritura del comentario y su publicación, y en el hecho de que las cartas suelen ser escritas por personas con algún reconocimiento social. Indicó que el comentario digital sería una nueva versión de esas cartas, y destacó como positivo que puede participar cualquiera, en tiempo real. “Lo negativo es que se escribe con la efervescencia del momento, y eso puede sacar la parte más irracional de las personas”, opinó.
Hoy se necesitan herramientas sencillas para participar de los foros de los diarios: saber manejar una computadora, tener conexión a internet y, en algunos casos, estar registrado en el sitio con una identidad verificable. No sólo es posible opinar sobre una noticia, sino también interactuar con el medio, interpelarlo; criticar o alabar al periodista o al entrevistado. También se puede responder a otro comentarista. Algunos de ellos, incluso, cumplen el rol de moderadores porque denuncian los comentarios falsos u ofensivos.
Redes sociales: “vale todo”
Debido a que carecen de moderador, las redes sociales se vuelven el lugar ideal para comentar las noticias con mayor virulencia. Además se vuelven un espacio apto para la posverdad (distorsión deliberada de la realidad). “Quería ver lo que podía llegar a decir la gente en temas controversiales, como por ejemplo, con el proyecto de despenalización del aborto. O bien en noticias policiales y me topé con cada cosa…”, se asombró Sal Paz. “Decían ‘eso le pasa por usar pollerita corta’, o ‘queremos balas para todos’. Encontré un patriarcado puro y duro en medios nacionales y locales y respuestas radicales a esos comentarios”, agregó.
Evaluó que en los posteos de redes sociales -Facebook, Twitter e Instagram- se leen exabruptos terribles, más intensos que los que se ven en los diarios. “El espacio mediado por la tecnología hace que seamos personas diferentes a la de carne y hueso, con las cuales te cruzás en la calle o en la oficina. La agresión es estratégica, vos querés que te lean y tenés que ser fuerte para comentar. Está todo muy exacerbado en el universo digital”, afirmó.
Advirtió que preocupa la agresión que se vive en las redes sociales. Sostuvo que resulta imprescindible aprender a argumentar, a escuchar las razones del otro porque, de lo contrario, se vuelve imposible construir ciudadanía desde esos espacios. Y agregó que desde las aulas trata de inculcar que sus alumnos sean tolerantes y no descalifiquen al otro, con el objetivo de que se vuelvan mejores ciudadanos, tanto en la vida real como en la virtual.

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